«En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura y además pacífica, respetuosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera». — Santiago 3:17 (NVI)
La sociedad a menudo valora la astucia y el interés propio. Santiago, sin embargo, nos presenta un contraste glorioso: la sabiduría que viene de Dios. Esta sabiduría no es egoísta ni peleona. Al contrario, es pura en su intención y siempre busca la paz.
La sabiduría divina se muestra en nuestra forma de relacionarnos: siendo amigables, dóciles (dispuestos a ceder con gentileza), y llenos de compasión. No hay favoritismos, es imparcial y siempre sincera. Sus frutos son buenos y visibles para todos.
¿Estás buscando esta sabiduría para tus decisiones y relaciones? Hoy, pide a Dios que te llene de su sabiduría, la celestial, esa que transforma no solo tu vida, sino también la de quienes te rodean.