«Ustedes quédense quietos, que el Señor presentará batalla por ustedes». — Éxodo 14:14 (NVI)
Hay momentos en la vida en los que todo lo que queremos hacer es correr, escapar… o pelear. Pero este versículo, dicho por Moisés antes de que el mar Rojo se abriera, nos enseña otra actitud: quietud. No porque nos resignamos, sino porque confiamos. No porque no hay nada que hacer, sino porque Dios ya lo está haciendo.
La quietud espiritual no es pasividad. Es la confianza activa en que Dios no está de brazos cruzados. Él pelea nuestras batallas incluso cuando no vemos el campo de batalla. A veces nos muestra el camino para movernos, y otras veces simplemente nos pide que no estorbemos lo que Él está por hacer.
Hoy, si te sientes abrumado o frente a un problema imposible, recuerda que tu tarea puede ser tan sencilla como quedarte quieto en fe. Dios es poderoso, y tu tranquilidad puede ser una señal de que confías plenamente en Él.