«Delante de Dios, la religión pura y sin mancha consiste en ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y en mantenerse limpio de la maldad de este mundo». — Santiago 1:27 (RVC)
A Dios le importa cómo vivimos, no solo lo que decimos creer. Santiago, con su estilo directo, lo deja bien claro: una fe verdadera se traduce en acciones concretas, especialmente en favor de los más vulnerables.
No se trata solo de ir a la iglesia o evitar «ciertos pecados», sino de tener un corazón sensible, generoso y compasivo. La fe sin obras no sirve. Pero las obras sin un corazón limpio, tampoco.
Hoy puedes preguntarte: ¿A quién puedes ayudar? ¿A quién puedes escuchar, consolar, bendecir? Eso es practicar una religión viva y coherente.
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Exhortación