Cuando todo parece estancado

«Quédate quieto en la presencia del Señor, y espera con paciencia a que él actúe. No te inquietes por la gente mala que prospera, ni te preocupes por sus perversas maquinaciones». — Salmos 37:7 (NTV)

Es fácil frustrarse cuando las cosas no salen como queremos, o cuando vemos que otros prosperan sin seguir el camino correcto. Pero este salmo nos recuerda algo vital: Dios tiene su tiempo y su manera.

La paciencia no es resignación. Es confianza en que Dios no se olvida de lo que prometió. En medio de la espera, podemos quedarnos quietos ante Él, dejar de pelear internamente, y descansar en su fidelidad.

Si hoy sientes que estás estancado o quedándote atrás, recuerda: Dios no se ha olvidado de ti. Sigue como puedas, aunque sea lento. Él sabe lo que hace.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente