«Todo me está permitido, pero no todo es provechoso; todo me está permitido, pero no todo edifica». — 1 Corintios 10:23 (RVC)
Vivimos en una cultura que dice: «Haz lo que quieras mientras no dañes a nadie». Pero el Evangelio nos lleva más allá de lo simplemente permitido. Nos invita a pensar en lo que es provechoso, sabio, edificante.
No todo lo que podemos hacer nos conviene espiritualmente. Hay cosas que, aunque no sean pecado, nos distraen, nos enfrían o nos vuelven insensibles a la voz de Dios.
Pablo nos llama a una madurez que no se queda en «¿es pecado o no?», sino que se pregunta: «¿Esto me está haciendo crecer? ¿Está fortaleciendo mi fe? ¿Hará bien a otros?».
Hoy, examina tus decisiones a la luz de este principio. Que el filtro no sea solo lo permitido, sino lo que edifica y honra a Dios.
Tags:
Guía