«Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad». — 1 Juan 1:9 (NVI)
Hay momentos en que volvemos a fallar en lo mismo. Y eso duele. Nos sentimos frustrados, tal vez hasta indignos de acercarnos a Dios. Pero ahí es donde este versículo brilla con más fuerza.
No dice «si no pecamos más» o «si lo merecemos», sino «si confesamos». Dios está dispuesto a perdonar, no porque lo merezcamos, sino porque Él es fiel. Y lo hace de manera completa: perdón y limpieza.
El enemigo quiere que te escondas cuando fallas. Dios, en cambio, te invita a venir a Él con sinceridad. No para castigarte, sino para restaurarte.
No dejes que la culpa te aleje de Dios. Úsala como un impulso para correr hacia Él. Su gracia sigue siendo suficiente.
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