Amor que sana

«Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas». — Salmos 147:3 (RVR60)

El dolor emocional puede ser profundo y paralizante. Las heridas del corazón, causadas por la pérdida, la traición o el sufrimiento, pueden dejarnos sintiéndonos destrozados. En medio de este quebranto, encontramos consuelo en la promesa de Dios como el sanador de nuestros corazones.

Él no solo reconoce nuestro dolor, sino que se acerca como un Padre con amor y compasión para vendar nuestras heridas (Sal. 103:13). Su toque restaurador trae alivio y esperanza donde antes solo había angustia.

Hoy, si tu corazón está herido, acércate a Dios en busca de sanidad. Permite que su amor te envuelva y restaure tu espíritu. Él tiene el poder de transformar el dolor en paz y la tristeza en gozo (Sal. 30:11).

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