Ricamente bendecidos

«Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo». — Efesios 1:3 (NBLA)

En un mundo que a menudo nos impulsa a compararnos con los demás, es fácil caer en la trampa de sentirnos ‘menos bendecidos’ o, peor aún, ‘cristianos de segunda clase’. Quizás miramos las circunstancias de otros o sus dones aparentes y pensamos que Dios los ha favorecido más. Sin embargo, este pasaje de Efesios nos invita a desechar esa mentalidad equivocada.

Pablo nos recuerda que, incluso antes de que diéramos un suspiro, ya hemos sido bendecidos por Dios con «toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo». Piensa en esto: no solo algunas bendiciones, sino todas las bendiciones espirituales. Y no solo en esta vida terrenal, sino en los «lugares celestiales», y todo esto «en Cristo». Es pura gracia, libre y generosa.

Esto significa que nuestro Padre celestial ya nos ha provisto todo lo que necesitamos para vivir para su gloria. No tenemos que buscarlo ni ganarlo; ya se nos ha dado a través de nuestra unión con Cristo. Entender esto debería llenar nuestros corazones de gratitud y capacitarnos para vivir con confianza hoy, sabiendo que estamos ricamente bendecidos en Cristo.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente