«¿Quién te distingue de los demás? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué presumes como si no te lo hubieran dado?». — 1 Corintios 4:7 (NVI)
¿Alguna vez te has detenido a pensar en lo que te hace destacar? Tal vez sea un talento, una habilidad especial o incluso tu personalidad. Pero este versículo nos invita a una reflexión más profunda: ¿Quién te distingue de los demás?
Todo lo que tenemos, cada don y cada cualidad, viene de Dios. No hay nada que poseamos que no hayamos recibido. Lamentablemente, los corintios olvidaron esta verdad y se volvieron presumidos, creyendo que sus dones y ‘distinción’ se debían a ellos mismos. Reconocer que todo es un regalo nos ayuda a mantenernos humildes y a dar la gloria a quien realmente la merece. Si todo es un regalo, ¿por qué presumir como si lo hubiéramos logrado por nuestra propia cuenta?
Hoy, tómate un momento para agradecer por todo lo que te ha sido dado. Y recuerda, no es lo que tienes lo que te define, sino la gracia de quien te lo dio.