«Aunque la higuera no florezca, ni haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha del olivo y los campos no produzcan alimentos; aunque en el redil no haya ovejas ni vaca alguna en los establos; aun así, yo me regocijaré en el Señor. ¡Me alegraré en el Dios de mi salvación!». — Habacuc 3:17-18 (NVI)
La vida a menudo nos sorprende con situaciones difíciles. A veces, las cosas no salen como esperamos: un trabajo que no funciona, una relación que termina, o planes que se caen. En esos momentos, es fácil sentir que todo está perdido. Pero el profeta Habacuc nos recuerda algo que es crucial: nuestro gozo no depende de las circunstancias.
Podemos elegir regocijarnos en Dios, incluso cuando no hay nada más que celebrar. Su fidelidad es constante, su amor es inmutable y su salvación es segura. El verdadero gozo viene de una relación con Él, no de lo que poseemos o de lo bien que nos va. Hoy, sin importar lo que estés enfrentando, puedes encontrar alegría en el Dios de tu salvación. Él es la fuente inagotable de nuestra esperanza.