Cisternas rotas

«Dos son los pecados que ha cometido mi pueblo: Me han abandonado a mí, fuente de agua viva, y han cavado sus propias cisternas, cisternas rotas que no retienen agua». — Jeremías 2:13 (NVI)

En este pasaje, Dios describe el doble pecado de su pueblo. Luego de abandonarlo a Él, siendo la fuente de agua viva, han intentado encontrar satisfacción en cosas creadas por ellos mismos, que son como cisternas rotas que no retienen agua.

A veces, nosotros hacemos lo mismo. Dejamos a un lado la fuente de vida que es Dios y buscamos felicidad, paz o seguridad en otras cosas, como el dinero, el éxito, las relaciones o incluso en pasatiempos. Al principio, estas cosas pueden parecer que satisfacen, pero con el tiempo nos damos cuenta de que son como esas cisternas rotas: se agotan sin poder llenarnos de verdad, y no pueden satisfacer nuestra sed más profunda.

Hoy, ¿con qué cisterna rota estás intentando llenar tu vida? Recuerda que solo Jesús puede ser esa fuente de agua viva que te satisface para siempre (Jn. 4:14). Vuelve a Él y deja de buscar en lugares donde solo quedará el vacío y la decepción.

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