La urgencia del bien

«Nunca digas a tu prójimo: “Vuelve más tarde; te ayudaré mañana”, si hoy tienes con qué ayudarlo». — Proverbios 3:28 (NVI)

Este proverbio es un llamado directo en contra de la procrastinación en la generosidad. Nos enseña que la ayuda tiene una ventana de oportunidad que no debemos dejar pasar. Cuando Dios nos ha bendecido con los medios para socorrer a alguien, ya sea con recursos, tiempo o una palabra de aliento, la obediencia no consiste en planificar el bien para el futuro, sino en hacerlo en el presente.

Retrasar la ayuda que podemos ofrecer hoy es, en esencia, negarla. Refleja un corazón que valora más la propia comodidad que la necesidad del prójimo. La verdadera compasión actúa. Hoy, examinemos nuestros corazones y preguntémonos: ¿A quién puedo ayudar hoy? No dejemos para mañana la bendición que Dios ha puesto en nuestras manos para entregar hoy.

Oración: «Señor, dame un corazón dispuesto y rápido para actuar. Ayúdame a ver las necesidades a mi alrededor y a no posponer la oportunidad de ser tu instrumento para bendecir a mi prójimo. Que mi generosidad sea un reflejo inmediato de Tu amor por mí. Amén».

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente