«Les aseguro —dijo— que esta viuda pobre ha echado más que todos los demás. Porque todos ellos dieron sus ofrendas de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía para su sustento». — Lucas 21:3-4 (NVI)
Cuando pensamos en dar, a menudo nos enfocamos en la cantidad. ¿Cuánto podemos ofrecer? ¿Es suficiente? Sin embargo, Jesús nos enseña que el valor de una ofrenda no está en su tamaño, sino en el sacrificio que representa.
La viuda pobre no dio lo que le sobraba, sino lo único que tenía. Su acción nos muestra la profundidad de su fe y la confianza total en que Dios la cuidaría. Ella puso a Dios primero, incluso cuando su situación era precaria.
Dar con generosidad no se trata de tener mucho para dar, sino de tener un corazón dispuesto a entregar lo que sea que tengamos, confiando en que Dios no dejará que nos haga falta lo que hemos dado. La verdadera ofrenda es el corazón con el que se entrega.
Oración: «Padre celestial, ayúdame a dar no solo de lo que me sobra, sino a dar de todo mi corazón. Inspírame a confiar en Ti por completo, sabiendo que Tú proveerás para mí. Amén».