«Pero el Señor dijo a Samuel: —No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón». — 1 Samuel 16:7 (NVI)
Cuando Samuel fue a ungir al nuevo rey de Israel, pensó que debía buscar al más fuerte o imponente. Pero Dios le enseñó una lección que sigue siendo clave hoy: Él ve lo que nosotros no.
Vivimos en una cultura que valora lo superficial. Seguimos las apariencias, los títulos, los éxitos visibles. Pero Dios mira más profundo: al corazón. Lo que realmente somos delante de Él no siempre se ve a simple vista.
Hoy puedes revisar tus prioridades. ¿Estás cultivando un corazón que agrada a Dios, aunque otros no lo vean? Él sí lo ve. Y eso es lo que realmente importa.
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