«Entonces el Señor dijo a Caín: “¿Dónde está tu hermano Abel?”. Y él respondió: “No sé. ¿Soy yo acaso guardián de mi hermano?”». — Génesis 4:9 (NBLA)
Tras el terrible acto de celos y violencia, Dios confronta a Caín con una pregunta directa: «¿Dónde está tu hermano Abel?». La respuesta de Caín revela una actitud de indiferencia y negación de responsabilidad: «No sé. ¿Soy yo acaso guardián de mi hermano?».
Esta pregunta evasiva resuena a través de la historia humana. ¿Cuántas veces hemos preferido ignorar la necesidad de quienes nos rodean, justificando nuestra inacción con una pregunta similar en nuestro corazón? La historia de Caín nos recuerda que estamos intrínsecamente conectados los unos con los otros. Aunque tengamos libre albedrío, no estamos solos en este mundo.
Dios nos llama a ser conscientes del bienestar de nuestros «hermanos», no solo en un sentido literal ni solo con respecto a quienes comparten nuestra fe en Cristo, sino de toda la humanidad. No somos meros espectadores, sino que tenemos una responsabilidad de amor, cuidado y justicia hacia quienes comparten este mundo con nosotros.
Hoy, reflexiona sobre tu actitud hacia los demás. ¿Evades la responsabilidad de ayudar y preocuparte por quienes te rodean? Permite que la confrontación de Dios a Caín te impulse a responder de manera diferente, con un corazón dispuesto a ser guardián de tu hermano.