«Manténganse atentos y firmes en la fe; sean fuertes y valientes». — 1 Corintios 16:13 (RVC)
En la vida, a menudo nos enfrentamos a desafíos que pueden hacernos sentir vulnerables o tentados a desviarnos. Este versículo es un llamado a la acción, recordándonos que nuestra fe no es pasiva, sino que requiere una postura activa. Estar «atentos» significa estar conscientes de las influencias que nos rodean, tanto las que edifican como las que intentan debilitarnos.
La «firmeza en la fe» implica una convicción inquebrantable en las verdades de Dios. Es aferrarnos a lo que creemos, incluso cuando las circunstancias son difíciles o la duda acecha. Y esta firmeza nos da la base para ser «fuertes y valientes». La fortaleza no solo se manifiesta en momentos de crisis, sino también en la perseverancia diaria, en la paciencia y en la capacidad de resistir las presiones. La valentía, por su parte, nos impulsa a actuar conforme a nuestra fe, a tomar decisiones audaces y a vivir de una manera que honre a Dios, sin importar el miedo o la oposición.
Así, este versículo nos equipa para enfrentar la vida con una perspectiva sobrenatural. Nos anima a estar siempre preparados, a mantener nuestra fe como un ancla y a caminar con la fuerza y el coraje que provienen de Dios. No se trata de nuestra propia capacidad, sino de la confianza en que Él nos sostiene y nos capacita para permanecer fieles en todo momento.