¿Cómo es posible?

«Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él?». — 1 Juan 3:17 (NBLA)

Este versículo nos confronta directamente con la conexión entre el amor a Dios y el amor práctico a nuestro prójimo. Juan nos desafía a ir más allá de las palabras bonitas y a demostrar el amor de Dios con acciones concretas. Ver a alguien en necesidad y tener los medios para ayudar, pero optar por no hacerlo, es una contradicción al amor que profesamos tener.

El amor de Dios en nosotros no es solo un sentimiento; es una fuerza transformadora que nos impulsa a la compasión y a la acción. Este pasaje nos llama a la generosidad y a la empatía activa, recordándonos que el verdadero amor cristiano se ve en la forma en que tratamos a quienes nos rodean, especialmente a los más vulnerables de la familia de la fe (Gál. 6:10).

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