Grandeza incomparable

«Tuya es, Señor, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; pues tuyas son todas las cosas que están en los cielos y en la tierra. Tuyo es, Señor, el reino. ¡Tú eres excelso sobre todas las cosas!». — 1 Crónicas 29:11 (RVC)

Este versículo, parte de la oración de David al ceder el trono, pinta un cuadro asombroso de la grandeza de Dios. Nos recuerda que todo lo que vemos —y lo que no vemos— le pertenece. Su poder no tiene límites, su gloria es inigualable y su victoria es segura.

En nuestra vida diaria, a menudo nos enfrentamos a desafíos que pueden hacernos sentir pequeños e insignificantes. Preocupaciones, miedos y el peso de las responsabilidades pueden opacar nuestra perspectiva. Sin embargo, este pasaje nos invita a levantar la mirada y recordar quién es Dios. Él no es solo grande; es la magnificencia, el poder, la gloria, la victoria y el honor en persona.

Cuando reconocemos la soberanía de Dios, nuestras cargas se aligeran. La angustia disminuye porque sabemos que el Dios que sostiene el universo también nos sostiene a nosotros. Su plan es perfecto, y su amor es inagotable.

Que este versículo nos inspire a vivir con gratitud y confianza. No importa lo que enfrentemos, podemos descansar en la verdad de que Dios es excelso sobre todo. Su grandeza es nuestra mayor fortaleza.

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