«Tan compasivo es el Señor con los que le temen como lo es un padre con sus hijos». — Salmos 103:13 (NVI)
Este versículo, y en realidad todo el Salmo, nos recuerda la infinita misericordia de Dios. Así como un padre amoroso cuida con ternura a sus hijos, así nos trata nuestro Padre celestial. Para muchos, la imagen de Dios ha sido una de severidad y lejanía emocional, pero hoy podemos corregirla: Él comprende nuestras debilidades y necesidades con un amor que fluye sin cesar.
A menudo olvidamos cuán profunda es su compasión. En medio de los desafíos, fácilmente nos enfocamos en nuestros errores o dificultades. Pero el salmista David nos recuerda que, al vivir con reverencia ante nuestro Dios, experimentamos su tierno cuidado. Él no está distante; está personalmente interesado en sostenernos en cada situación.
Toma un momento para reflexionar sobre este amor paternal de Dios. Permítete descansar en su misericordia, confiando en que Él te mira con un amor que es tierno y a la vez inquebrantable. Que esta verdad te dé paz y fuerza hoy.