No a nosotros

«No a nosotros, oh Señor, no a nosotros, sino a tu nombre le corresponde toda la gloria, por tu amor inagotable y tu fidelidad». — Salmos 115:1 (NTV)

Este verso inicial del Salmo 115 es una poderosa declaración de humildad y adoración. En un mundo que a menudo nos impulsa a buscar reconocimiento, aplausos y auto-engrandecimiento, el salmista nos redirige radicalmente: la gloria no nos pertenece. 

No se trata de nuestras habilidades, nuestros logros o nuestra sabiduría. Cualquier bien, cualquier éxito, cualquier momento de gracia que experimentamos, todo fluye de la fuente de la bondad de Dios. Es un recordatorio contundente de que, al final, todo lo que es digno de alabanza y honor debe ser atribuido a Él. ¿Por qué a Él? El versículo nos da la respuesta: «por tu amor inagotable y tu fidelidad». Es la naturaleza inmutable de Dios —su amor que nunca se agota y su fidelidad que nunca falla— lo que nos sostiene, nos rescata y nos capacita.

Cuando vivimos reconociendo que toda la gloria le pertenece a Dios, nos liberamos de la presión de probar nuestro valor y, en cambio, encontramos descanso en su soberanía. Esto nos permite vivir vidas de gratitud y servicio, no para nuestra propia exaltación, sino para que su nombre sea glorificado en todo lo que hacemos.

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