Sed de Dios

«Como el ciervo anhela las corrientes de agua, así suspira por Ti, oh Dios, el alma mía». — Salmos 42:1 (NBLA)

El salmista expresa un profundo anhelo, comparable a la sed intensa de un ciervo jadeante en busca de agua. Esta poderosa imagen no solo refleja los sentimientos del salmista, sino que también describe una necesidad espiritual que reside en cada uno de nosotros. Debemos ser conscientes de este anhelo inherente en nuestra alma por la presencia de Dios, una necesidad que solo Él puede satisfacer plenamente.

Este anhelo debe ser nuestra motivación diaria en la búsqueda de Dios. Así como el ciervo no se detiene hasta encontrar la fuente de agua, nosotros debemos persistir en la oración, la lectura de la Palabra y la comunión con otros creyentes hasta sentir la frescura de la presencia divina en nuestras vidas.

Que este poema nos recuerde la intensidad y la sinceridad con la que debemos buscar a Dios. Que nuestra alma clame por Él constantemente, reconociendo que solo en su presencia encontramos la verdadera satisfacción y plenitud.

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