«¿Aceptaremos solo las cosas buenas que vienen de la mano de Dios y nunca lo malo?» — Job 2:10 (NTV)
Esta pregunta de Job a su esposa nos desafía a reflexionar sobre nuestra fe en tiempos de prueba. Cuando la vida es fácil y recibimos bendiciones, es sencillo alabar a Dios. Pero, ¿qué pasa cuando enfrentamos pérdidas, enfermedades o desilusiones? Job, habiendo perdido todo, se negó a maldecir a Dios. Su respuesta nos enseña que la verdadera fe acepta la soberanía de Dios tanto en los momentos de alegría como en los de dolor.
Aceptar que Dios permite las dificultades no significa que Él quiera hacernos daño, sino que tiene un propósito más grande, incluso en el sufrimiento. Esta perspectiva nos libera de esperar una vida sin problemas y nos ayuda a confiar en su bondad constante. Al hacerlo, podemos encontrar paz y gratitud en todas las circunstancias, sabiendo que la mano de Dios nos sostiene siempre, sea cual sea la situación.