Instrumentos de justicia

«Tampoco presenten sus miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino preséntense ustedes mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y presenten sus miembros a Dios como instrumentos de justicia». — Romanos 6:13 (RVC)

El pasaje nos desafía: ¿a quién entregamos nuestro cuerpo? Este versículo no es una sugerencia; nos ordena no ofrecer nuestros miembros al pecado como herramientas de injusticia. Más bien, nos llama a una transformación radical, recordándonos que hemos resucitado con Cristo. Unidos a Él, hoy tenemos una vida radicalmente nueva.

La palabra «presentar» aquí es significativo por su trasfondo sacerdotal. Así como los sacerdotes «presentaban» las ofrendas a Dios sobre el altar, nosotros somos llamados a ofrecernos de la misma manera (cf. Rom. 12:1). Nuestros cuerpos, que antes sirvieron al pecado, ahora tienen un nuevo y noble propósito: ser instrumentos de justicia para Dios. Cada parte de nosotros debe reflejar su bondad y rectitud, manifestando su voluntad en el mundo.

Así que la invitación es clara: presentémonos a Dios. Entreguémosle cada parte de nuestro ser, reconociendo que le pertenecemos. Al hacerlo, Él nos usará para sus propósitos justos, trayendo luz y verdad. Que nuestra vida diaria sea un testimonio de esta entrega.

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