«Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor». — Juan 15:10 (NVI)
Jesús nos revela una verdad profunda sobre nuestra relación con Él y, a través de Él, con el Padre. No se trata de ganarnos su amor, pues su amor es un regalo inmerecido. Más bien, la obediencia es la clave para permanecer en ese amor. Es como el aliento que mantiene viva la llama de una relación íntima y vibrante. Jesús mismo nos da el ejemplo perfecto: su obediencia al Padre es el modelo de cómo nosotros debemos vivir en su amor.
Permanecer en su amor no es un estado pasivo. Implica una elección activa de alinear nuestra voluntad con la suya, de escuchar su voz y seguir sus caminos. Esta obediencia nos lleva a una comunión más profunda, donde experimentamos su paz, su guía y su provisión de una manera más plena.
Hoy, reflexiona sobre este llamado. ¿Estás obedeciendo sus mandamientos, no como una carga, sino como una expresión de amor? Al hacerlo, también permitimos que su amor permanezca en nosotros, transformándonos y capacitándonos para vivir una vida que le glorifica.