«¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!». — Filipenses 4:13 (RVC)
¡Qué declaración tan firme! Estas palabras de Pablo nos recuerdan que nuestra fuerza no viene de nosotros mismos, sino de Cristo que nos capacita. No es una promesa de que todo será fácil o que siempre obtendremos lo que queremos, sino que podemos enfrentar cualquier circunstancia con la fortaleza que Él nos da. Ya sea en la abundancia o en la necesidad, en la alegría o en la dificultad, podemos confiar en el poder de Cristo.
Este versículo nos invita al contentamiento, descansando en la suficiencia de Cristo. Él nos equipa para cada desafío, nos consuela en cada pérdida y nos sostiene en cada paso. Cuando nos sentimos débiles o abrumados, podemos recordar que Él es nuestra fuente inagotable de poder, ese que se perfecciona en nuestra debilidad, permitiéndonos vivir una vida que le glorifica.
¿Qué situación te resulta difícil hoy? Recuerda que, con Cristo fortaleciéndote, tienes la capacidad de afrontar cualquier circunstancia.