«No es que nos consideremos competentes en nosotros mismos. Nuestra capacidad viene de Dios». — 2 Corintios 3:5 (NVI)
A menudo, nos sentimos abrumados o insuficientes para las tareas que enfrentamos. Ya sea en el trabajo, la familia o la iglesia, podemos pensar que no tenemos lo que se necesita. El apóstol Pablo nos recuerda algo vital: nuestra verdadera capacidad no proviene de nosotros mismos, sino de Dios.
Cuando reconocemos que nuestra fuerza, sabiduría y habilidades vienen de Él, podemos enfrentar cualquier desafío con confianza. No se trata de cuán capaces somos por nuestra propia cuenta, sino de cuán grande es el Dios que obra a través de nosotros. Él nos equipa para lo que nos ha llamado a hacer.
¿Qué tarea te parece demasiado grande en este momento? Puedes confiar en que Dios te dará la capacidad para llevarla a cabo.