Cultivar y cuidar

«Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara». — Génesis 2:15 (NVI)

Este versículo nos muestra que el trabajo es parte del plan de Dios para nosotros, y no un castigo. Antes de la caída, a Adán se le dio la tarea de cultivar y cuidar el jardín. Es interesante pensar en esto, porque todos los oficios y profesiones pueden clasificarse básicamente en una de estas dos categorías.

Algunos trabajos son para cultivar, lo que significa que crean, desarrollan o hacen crecer algo nuevo. Piensa en un agricultor que siembra, un arquitecto que diseña un edificio o un artista que compone una canción. Otros trabajos son para cuidar, lo que implica proteger, mantener o restaurar lo que ya existe. Esto incluye a un médico que sana a un paciente, un personal de limpieza que mantiene la oficina agradable o un mecánico que repara un auto.

Todas las tareas son valiosas a los ojos de Dios. Él nos dio la responsabilidad de ser mayordomos de su creación, y cada vez que trabajamos con diligencia, ya sea cultivando o cuidando, estamos participando en su obra y honrando el propósito para el que fuimos creados.

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