«Den con generosidad y háganlo de buena gana; así el Señor tu Dios bendecirá todos tus trabajos y todo lo que emprendas». — Deuteronomio 15:10 (NVI)
La generosidad no es solo un acto, sino una actitud del corazón. No se trata solo de dar lo que nos sobra, sino de dar con alegría. Cuando compartimos con otros, especialmente con aquellos que no pueden retribuirnos, confiamos en que Dios suplirá nuestras necesidades.
Este mandamiento nos recuerda que Dios bendice la generosidad que nace de un corazón dispuesto, y que esa bendición se extiende a todos los aspectos de nuestra vida. Dar de buena gana nos conecta con el corazón de Dios, que es el dador por excelencia.
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