«En las muchas palabras no falta el pecado; el que es prudente refrena sus labios». — Proverbios 10:19 (RVC)
En un mundo conectado y ruidoso, este proverbio nos invita a una pausa. El sabio no es el que siempre tiene algo que decir o el que tiene la última palabra en todo, sino el que sabe cuándo guardar silencio.
La prudencia no es solo pensar antes de hablar, sino también reconocer que el silencio a veces dice más que muchas palabras en el momento equivocado. Cuando refrenamos nuestros labios, le damos espacio a la sabiduría, evitamos errores y mostramos respeto.
Hoy, que nuestro desafío sea hablar menos y escuchar más, dejando que nuestras acciones sean las que hablen por nosotros (cf. Stg. 1:19).
Muy edificante el devocional de hoy y de todos los días...
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