«Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a cosas creadas antes que al Creador, quien es bendito por siempre. Amén». — Romanos 1:25 (NVI)
Este versículo nos confronta con una realidad que vemos a diario, e incluso en nuestros propios corazones. El apóstol Pablo describe a aquellos que, conociendo a Dios, optaron por adorar la creación en lugar del Creador. Cambiaron lo eterno por lo temporal, lo superior por lo inferior.
No se trata solo de ídolos de madera o piedra. A menudo, nosotros también elevamos otras cosas al lugar de Dios: nuestra carrera, nuestra comodidad, nuestras posesiones, o incluso nuestra propia imagen. Estas cosas, en sí mismas, no son malas, pero se convierten en un problema cuando las ponemos por encima del Creador.
Hoy, reflexiona sobre lo que ocupa el primer lugar en tu vida. ¿Es Dios, o has cambiado su verdad por alguna mentira disfrazada de bendición? La verdadera libertad y paz se encuentran solo cuando el Creador, y no la creación, es el centro de nuestra adoración y servicio.